Las piscinas del Polideportivo Germans Escalas, un lugar querido por muchos, han echado el cierre de manera indefinida. Esta decisión, más que drástica, se ha vuelto necesaria ante la alarmante situación que los técnicos del Institut Municipal de l’Esport (IME) llevan meses denunciando. Un ingeniero externo ya alertó en octubre sobre el riesgo inminente de colapso de la estructura y parece que nadie le ha prestado la atención que merece.
Un problema a gritos
No solo los técnicos, sino también las empresas encargadas del socorrismo y las actividades acuáticas han preguntado reiteradamente sobre el estado de las instalaciones. ¿Quién puede culparles? Desde julio, cuando se optó por cerrar al público —con un director recién nombrado—, el estado ha ido empeorando. Tras un incendio en 2014 y filtraciones constantes, la piscina estaba abocada a este desenlace.
Este no es solo otro cierre temporal; es una llamada de atención urgente. En marzo y octubre de 2024, una empresa especializada realizó revisiones y detectó algo preocupante: la cantidad de agua acumulada había aumentado notablemente y la corrosión avanzaba sin freno. El ingeniero sentenció con claridad: “La corrosión seguirá avanzando hasta su colapso”.
Aparte de estos hallazgos técnicos inquietantes, el informe reveló daños severos en las vigas y una pérdida crítica de armadura entre el 21% y el 81%. Eso significa que lo que queda ya no es suficiente para soportar ni siquiera las cargas mínimas necesarias según el Código Técnico Estructural.
Con todo esto sobre la mesa, fue en julio cuando el IME decidió solicitar formalmente la clausura. Las medidas provisionales adoptadas eran simplemente eso: parches temporales que no aguantan lo inevitable. Y mientras tanto, la tan esperada reforma del polideportivo —que costará unos 2,5 millones— sigue en trámites burocráticos eternos.
No podemos olvidar otros antecedentes preocupantes: desde un expediente sanitario abierto en 2022 hasta multas graves impuestas en 2024 por problemas evidentes como bombas averiadas. A pesar de invertir 120.000 euros para arreglar deficiencias durante el último año, llega un punto donde seguir tirando dinero a lo mal hecho se convierte en absurdo.
Este cierre impacta a muchos vecinos; hasta ahora, más de 750 alumnos asistían a cursos de natación aquí cada semana junto con grupos dedicados al aquagym y un gimnasio frecuentado por cerca de 12.000 abonados mensuales. La comunidad siente este golpe y espera soluciones reales antes de que sea demasiado tarde.