En el último pleno del Ayuntamiento de Palma, se ha hecho oficial una medida que promete cambiar las reglas del juego en la concesión de licencias de obra. La moción impulsada por Vox busca agilizar este proceso a través de declaraciones responsables. Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece. Con la inclusión de una enmienda, ahora se aclara que estas declaraciones solo se aplicarán donde «la ley lo permita». Y además, ¡sorpresa! Se introduce una ‘licencia básica’ urbanística, un modelo que ya se utiliza en Madrid.
El objetivo: reducir los plazos y simplificar trámites
Tanto Óscar Fidalgo, concejal de Urbanisme, como Ignacio Esteban, concejal de Vox, han dejado claro que su intención es acortar esos plazos eternos que actualmente superan los dos años. Según ellos, el objetivo es llegar a los tres meses que marca la ley. Pero ojo con las palabras: Fidalgo ha advertido que no se trata de entregar licencias a cambio de un simple papelito. Asegura que esta ‘licencia básica’ ha tenido éxito en Madrid y su propósito es dar celeridad a la información sobre parámetros urbanísticos desde el inicio del proyecto.
Pero aquí viene lo interesante: Esteban afirma que esto no significa abrir la puerta a cualquier cosa sin control. Se quiere simplificar la presentación de proyectos para que los departamentos se enfoquen en lo realmente importante: el informe de verificación urbanística. Aunque también hay quien opina diferente; Neus Truyol, portavoz de Més, anticipa problemas con edificios fuera de legalidad bajo esta nueva normativa.
Los críticos no han tardado en alzar la voz. Desde la izquierda han manifestado su desacuerdo con esta estrategia considerada como «hechos consumados». La preocupación está latente y más aún cuando recordamos episodios pasados como el caso del Medusa. En resumen, ¿es este un avance necesario o estamos ante una jugada arriesgada? Solo el tiempo lo dirá.