Este jueves, un grupo de valientes habitantes de las infraviviendas de Joan Miró se plantaron frente al Ajuntament de Palma, decididos a hacerse escuchar. Con garrafas de agua en mano, llegaron con una única demanda: que se les devuelva el suministro de agua y que se aumente la potencia eléctrica para más de veinte familias que llevan años viviendo en condiciones precarias.
La cruda realidad del verano
Reina, una residente que no se rinde ante la adversidad, dejó claro lo duro que es vivir en esos sótanos bajo el sol abrasador del verano. “Las condiciones son inhumanas”, decía con voz firme mientras recordaba cómo durante décadas habían pagado alquileres a un agente policial local. La situación es crítica y los vecinos exigen a Serveis Socials del Ajuntament una solución real para evitar acabar en la calle.
A pesar del bullicio y la afluencia masiva al pleno, donde muchos ciudadanos acudieron a apoyar sus demandas, el aforo llegó al límite. Alrededor de veinte personas del colectivo Stop Desahucios también hicieron acto de presencia para solidarizarse con la lucha. En medio del tumulto, el primer teniente de alcalde, Javier Bonet, intentó calmar las aguas ofreciendo a los manifestantes esperar su turno para poder hablar antes del cierre del último pleno escolar.
No podemos permitir que esta situación siga así; estos vecinos merecen ser escuchados y recibir respuestas claras. Su lucha es nuestra lucha y no podemos quedarnos al margen.