En la zona de El Peñón, algo está cambiando y no precisamente para bien. Lo que una vez fue un vivero de langostas ahora se ha convertido en un fortín okupa, donde un grupo de jóvenes magrebíes, casi todos argelinos, ha tomado posesión del lugar. Durante meses, este espacio ha estado rodeado de tensión y preocupaciones tanto para los residentes como para los turistas que frecuentan las playas cercanas.
Los comerciantes y restauradores de la zona están viendo cómo su negocio se ve afectado por robos que han sufrido algunos de sus clientes a manos de estos okupas. Se han reportado incluso situaciones preocupantes, como el intento de algunos jóvenes por hacerse pasar por aparcacoches en lugares cercanos, desde Portixol hasta Can Pastilla. Pero eso no es todo; también hay denuncias que vinculan a este grupo con robos en viviendas y comercios.
Tensión creciente entre vecinos
A medida que pasan los días, la presencia dentro del antiguo Pescados Miró parece fluctuar. En varias ocasiones, las fuerzas de seguridad han tenido que intervenir ante la creciente preocupación vecinal. Aunque ahora el acceso al edificio ha sido bloqueado con una cerradura para evitar más intrusiones, los ruidos y comportamientos incívicos siguen siendo parte del día a día para quienes viven cerca.
Los vecinos han observado cómo estos jóvenes lanzan objetos hacia el mar desde el edificio deteriorado, cuya estructura muestra signos evidentes de abandono por la fuerza del agua salada. La inquietud aumenta cuando son vistos merodeando alrededor del antiguo vivero o husmeando dentro de vehículos estacionados; esto ha llevado a más denuncias entre los residentes.
Con la temporada alta marcando su apogeo y miles de bañistas disfrutando del sol y la playa, el ‘fortín’ okupa sigue ahí, resistiendo ante una situación insostenible que preocupa enormemente a todos los involucrados en esta comunidad palmesana. Sin duda, lo que antes era un espacio olvidado está convirtiéndose en un epicentro de inquietud e incertidumbre.