Este martes, a eso de las siete de la tarde, un grupo de vecinos se reunió en el parque de Secar de la Real con un propósito claro: levantar una macropancarta que haga eco de su rechazo a las megaurbanizaciones que amenazan sus barrios. Con un cartel que mide nada menos que 20 metros, la intención es dejar bien claro su mensaje ante el Ajuntament de Palma, justo cuando se avecina la publicación de una nueva ley en el BOIB.
Una comunidad unida por un futuro sostenible
Esta normativa podría ser discutida en el próximo pleno y, aunque hay esperanzas, muchos ya ven esta situación como un verdadero pelotazo urbanístico. El GOB ha denunciado este movimiento como una maniobra para construir miles de viviendas en suelo rústico sin ningún tipo de garantía sobre servicios públicos ni estudios ambientales. ¿Qué pasará con nuestra agua y movilidad?
Acompañados por la plataforma Mallorca per viure, no per especular, han hecho sonar sus voces contra los cambios impulsados por PP y Vox. Estos cambios permitirían edificar casi todo el suelo rústico periférico, dejando a Palma expuesta a una construcción descontrolada. En palabras del GOB: “No respetarán el entorno ni la historia del lugar”, levantando bloques sin relación alguna con lo que hay actualmente.
Ambas organizaciones piden al Ajuntament que se comprometa a no tramitar más proyectos residenciales estratégicos en estos suelos mientras haya terrenos urbanizables sin ejecutar. Además, exigen detener la aplicación inmediata de esta ley e impugnarla por inconstitucionalidad. La voz del pueblo se alza fuerte; hasta 35 entidades ya han respaldado estas demandas y las firmas siguen fluyendo para frenar esta iniciativa legislativa respaldada por los partidos mencionados.