La Zona de Bajas Emisiones en Palma ha cobrado vida. Y es que, después de un tiempo de espera y mucha incertidumbre, el Ministerio de Transportes ha dado su visto bueno al Ayuntamiento para avanzar con este proyecto vital para nuestra ciudad. Mercedes Celeste, la portavoz municipal, nos contó que todo comenzó el pasado 3 de julio, justo dos días después de que se empezaran a aplicar las primeras multas tras seis meses sin sanciones.
Un respiro económico pero con muchos matices
Este respaldo del Estado no es solo un trámite; asegura a Palma esos 40 millones de euros en ayudas tan necesarios. Pero ojo, porque el ambiente no es del todo festivo. Celeste dejó entrever que el equipo técnico estaba presionando al gobierno local para acabar con la moratoria lo más pronto posible. Y es que las multas por incumplir los requisitos medioambientales son bastante serias: 200 euros que pueden llegar hasta los 260 si hay reincidencias. En 2025 ya habrá restricciones claras para los coches más contaminantes y, conforme pasen los años, esas limitaciones se irán endureciendo aún más.
La portavoz no ocultó su descontento por tener que implementar una medida ‘heredada’, pero afirmó que era fundamental actuar «desde el compromiso y la responsabilidad» para proteger esta inversión crucial. La presión venía no solo del Estado sino también desde dentro del propio Ayuntamiento; tal fue así que incluso se aprobó solicitar la destitución del concejal de Mobilitat, Antonio Deudero, quien se sintió injustamente humillado por defender lo mejor para Palma. Aunque Celeste centró sus críticas en el PSOE por no haber puesto en marcha la ZBE cuando les correspondía, no mencionó a Vox, dejando claro que aquí todos tienen algo que decir.
Aún queda camino por recorrer y muchas opiniones encontradas sobre esta ZBE, pero sin duda este nuevo capítulo marcará un antes y un después en nuestra relación con el medio ambiente y nuestro querido entorno urbano.