Hoy se presenta un libro que rinde homenaje al legado del arquitecto Francisco Roca Simó, un nombre que seguramente resuena en los corazones de quienes aman la historia de Palma. Este evento, programado para las 19.00 horas en Can Oleo, es obra de Blanca Castaldo, la investigadora detrás de esta fascinante indagación, acompañada por las evocadoras fotografías de Concha Gallego Estremera. La idea es sencilla: dar a conocer la inmensa obra de este genio que marcó la ciudad a principios del siglo XX.
¿Quién no ha visto alguna vez los maravillosos edificios modernistas como Can Casasayas, la Pensió Menorquina o el emblemático Can Forteza Rei? A ellos se suman el famoso Hostal Coronas, la sede de la Delegación del Gobierno en Balears y el monumento de Sa Feixina. «Es un autor increíble, muy bueno. Sus edificios son los más fotografiados de Palma», nos cuenta una entusiasta Castaldo.
Un legado compartido y admirado
A lo largo de su carrera, Roca Simó colaboró con otros grandes como Gaspar Bennazar, quien era el arquitecto municipal en su época. Aunque trabajaban juntos, cada uno dejaba su sello personal; así, mientras Roca Simó daba vida a Can Forteza Rei, Bennazar se encargaba del edificio contiguo al de l’Àguila. ¡Vaya tándem!
No solo brilló en Mallorca; su luz también cruzó océanos y fronteras. En Argentina, especialmente en Rosario, es casi una leyenda gracias a sus obras modernistas protegidas como la Casa de España o sedes bancarias que aún hoy recuerdan sus raíces mallorquinas. Y cuando llegó a Madrid, se sumergió en el bullicio urbano diseñando mercados y plazas emblemáticas.
A pesar de que su última obra fue el monumento de Sa Faixina —un proyecto que lamentablemente no pudo ver terminado— siempre quedará su legado vivo entre nosotros. Dicen sus bisnietos que tenía una casa en Génova y venía con frecuencia a visitar a su familia; esos recuerdos familiares son una conexión valiosa con un pasado lleno de creatividad e inspiración.