Este miércoles, en una reunión que muchos esperaban con ansias, la Junta de Govern de Palma dio un paso importante al aprobar la contratación de una auditoría interna sobre la accesibilidad de las playas del municipio. Hablamos de lugares como Platja de Palma, Ciutat Jardí, Cala Estància, Can Pere Antoni y Cala Major. Aunque el Ajuntament asegura que todas ellas cumplen con los requisitos legales, la idea es ir un poco más allá. ¿Por qué no explorar nuevas mejoras?, se preguntó Mercedes Celeste, portavoz del equipo de gobierno.
Mejoras para todos
La intención es clara: ampliar los puntos de baño accesibles y garantizar que todas las personas, especialmente aquellas con discapacidad, puedan disfrutar sin limitaciones del mar y la arena. «Queremos que nadie se quede atrás», afirmó Celeste con determinación. Con un presupuesto de 32.421 euros y una duración inicial de tres años (con opción a prorrogarse), esta auditoría busca no solo renovar certificaciones sino dar pasos firmes hacia un futuro más inclusivo.
Aprovechando el impulso, el Ajuntament también ha prometido que en los futuros pliegos para las playas se priorizará la accesibilidad. Un pequeño gran gesto que podría cambiar la experiencia en nuestras costas para muchos.