En la escoleta del Molinar, un centro público de Palma, ocurrió algo que nos deja a todos con una sensación amarga. Hace dos semanas, los niños se vieron obligados a comer pan y fruta, todo porque una cocinera se dio de baja sin previo aviso. La regidora de Educació de Cort, Lourdes Roca, no ha tenido más remedio que admitirlo en una comisión municipal. «No estoy orgullosa de esto», dijo, aunque intentó justificarlo señalando las alergias de algunos niños como la razón detrás de esa comida tan básica.
Un caos que no podemos permitir
Todo esto salió a la luz en medio del debate sobre educación que promovió el PSOE, donde la regidora socialista Silvana González no dudó en calificar el tema como un auténtico «caos» y una muestra clara de «inacción» por parte del Patronat Municipal d’Escoletes Infantils (PMEI). ¿Cómo es posible que un día los pequeños tengan que tirar a la basura su menú habitual? González criticó también al equipo gobernante por tener vacante el puesto de gerente desde la renuncia del exdirector general d’Educació, José María Noguera Vert.
Roca defendió su gestión diciendo que este problema fue puntual y surgió porque les informaron de la ausencia el mismo día. Es difícil entender cómo pueden dejar a los niños sin servicio de comedor. Miquel Àngel Contreras, representante de Més, simplemente respondió: «Sólo faltaría». Y parece que todos estamos en lo mismo: esto no puede seguir así.
Aparte de este inconveniente alimenticio, también hubo mención a otras irregularidades relacionadas con ayudas europeas y demoras en pagos del bono escolar. Todo esto dejando claro que hay mucho por hacer para asegurar un futuro mejor para nuestros peques. En fin, un verdadero desafío al que debemos prestar atención si queremos evitar más incidentes como este.