El torrente de Sa Riera ha pasado de ser un paisaje árido, donde la sequía parecía haberse instalado para siempre, a mostrarnos unas aguas que, con un poco de imaginación, podríamos pensar que pertenecen al Caribe. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El secreto está en el tratamiento del agua que lleva a cabo la planta municipal de Son Tugores. Allí, se trabaja arduamente para asegurarse de que el agua proveniente de pozos esté libre de impurezas y lista para su uso tanto humano como animal.
Mantenimiento y cuidados en tiempos de calor
Una vez tratada, esa agua sigue su curso hacia el mar, haciendo una breve parada en el torrente. Y es curioso; cuando las temperaturas suben como ahora, el lecho del torrente puede adquirir ese tono azul tan llamativo. No se asusten, no hay nada tóxico aquí. Simplemente es parte del ciclo natural y va directo al mar.
Por si fuera poco, Emaya ha estado trabajando en el mantenimiento del torrente desde el 2 de junio y planean terminar esta semana. Estos trabajos son algo habitual cada año antes del inicio del verano; buscan asegurar que todo esté limpio y listo desde la zona de Es Fortí hasta su desembocadura. Porque al final del día, todos queremos disfrutar de un entorno agradable y saludable.