En el último debate en Cort, el alcalde Jaime Martínez tuvo una actuación que no dejó a nadie indiferente. Aquella etiqueta de «alcalde-promotor» que la izquierda le ha colgado durante meses parecía incomodar al regidor. Sin embargo, ante un público de su propio partido que lo vitoreaba, decidió hacer de esta crítica un estandarte. Con aire desafiante, dijo: «Me ha gustado esto del alcalde promotor», desafiando así la intención peyorativa que muchos le atribuyen. Para él, ser empresario y promotor de proyectos culturales es motivo de orgullo.
Un debate entre risas y reproches
La jornada comenzó con un Martínez más serio y institucional, pero pronto cambió el chip. Se volvió más mordaz, incluso algo desestructurado; buscaba sus notas como si fueran un mapa perdido. Mientras él disfrutaba del momento, los concejales progresistas protestaban a gritos. «Tengo todo el tiempo del mundo», decía con jactancia, mientras la izquierda se mordía la lengua.
Y es que lo que realmente no le gustó a PSOE, Més y Podem fue cuando les acusó de hacer una oposición destructiva. La respuesta llegó rápido; Miquel Àngel Contreras se limitó a darse unas palmadas en la mejilla, como diciendo “menuda broma”. Neus Truyol cronometró cuántos minutos dedicó Martínez a hablar de problemas internos ajenos; ella afirmaba que era “mala educación”. Pero él simplemente sonrió y restó importancia: “Han sido cinco minutos”.
A medida que avanzaban las réplicas, parecía un juego de ping-pong donde todos se lanzaban las culpas por los problemas en Palma. Hoy llega la segunda parte del debate y está en juego el futuro de varias propuestas. Esperemos que algunos presenten ideas constructivas y otros tengan el oído abierto para escuchar. Porque si no es así, todo este circo no habrá servido más que para entretenernos.