La situación en el distrito de Ponent no pinta nada bien. Més per Palma ha tenido una charla con los vecinos, aquellos que se verán directamente afectados por un decreto-ley que parece más un regalo a los especuladores que una solución para la comunidad. Durante el encuentro, contamos con la presencia del diputado Ferràn Rosa y la portavoz Neus Truyol, quien no se mordió la lengua: «Este decreto no mejora la ciudad. Es una hipoteca a favor de los especuladores».
Un futuro incierto para las familias
Truyol dejó claro que este nuevo plan trae consigo cambios drásticos. El PP y VOX han decidido sustituir las viviendas de precio protegido (HPP) por las de precio limitado (HPL). ¿Y qué significa esto? Un incremento del 30% en el precio de las viviendas protegidas. Para ponerlo en perspectiva, una familia que sueñe con comprar uno de esos pisos deberá afrontar hipotecas de hasta 1.200 euros al mes. «¿Cómo puede una familia con ingresos de 2.000 euros mensuales hacer frente a eso?», cuestionó Truyol, resaltando cómo esta situación afectará especialmente a jóvenes, familias monoparentales y mayores que quieren seguir viviendo donde siempre.
Més per Palma advierte que lo único que traerá esta construcción serán más viviendas, pero también precios más altos y un desierto verde en nuestras calles. Barrios dormitorio donde lo único abundará será el cemento; el decreto prevé aumentar la edificabilidad en un 45%. Eso se traduce en más coches saturando nuestras ya colapsadas calles y un mayor consumo de agua, ese recurso tan escaso.
Aún peor es el impacto ambiental: sólo en los Urbanizables de Ponent perderemos casi 68.720 metros cuadrados de espacio verde, lo equivalente a diez campos de fútbol. «Menos árboles y más hormigón», lamentó Truyol, quien hizo hincapié en cómo esto afectará nuestra salud: menos sombra, más calor… ¡una ciudad gris sin futuro!
No podemos quedarnos callados ante lo que está sucediendo aquí. La nueva normativa regala 326 millones a unos pocos promotores del sector inmobiliario mientras nosotros seguimos lidiando con barrios cada vez más despojados de vida y servicios básicos. Este modelo responde solo a intereses privados e ignora las necesidades reales de nuestra gente; es hora de levantar la voz contra esta injusticia y exigir una ciudad más habitable para todos.