En pleno bullicio de Avingudes, una antigua sucursal bancaria se ha convertido en el centro de una disputa que ya dura meses. Un grupo de personas sintecho ha ocupado este espacio, cerrando las puertas y levantando una alarma entre los vecinos. La situación se ha vuelto insostenible; algunos incluso describen momentos de tensión con esos okupas que, en ocasiones, han mostrado actitudes poco amigables.
Un espacio problemático para la comunidad
Con dos colegios cerca y una zona llena de trabajadores durante la semana, la presencia de estos ocupantes ha generado malestar. Los vecinos llevan tiempo lidiando con ruidos extraños y movimientos sospechosos que se intensifican especialmente durante la noche. La puerta principal del local permanece abierta las 24 horas, lo que solo agrava la inquietud generalizada.
Los residentes cuentan que dentro podrían habitar hasta diez personas con electricidad, algo que no es precisamente tranquilizador. En el pasado, varios intentos por desalojar a los okupas fueron infructuosos, culminando en un intento fallido por tapiar el lugar hace tres años. Y ahora, como si marcaran su territorio, han instalado una cerradura para impedir el acceso a cualquier curioso o potencial nuevo inquilino.
«Algún día va a pasar algo ahí dentro», comenta uno de los vecinos con preocupación mientras observa desde su ventana. Esta problemática no es nueva en Palma, pero aquí cobra un tinte especial por estar ubicada en un punto neurálgico donde todos nos cruzamos a diario. Al final del día, lo único claro es que esta situación necesita ser abordada pronto antes de que llegue a un punto crítico.