La Playa de Palma se ha convertido en un escenario caótico donde el incivismo parece no tener freno. Con la llegada de la temporada turística, los residentes han empezado a notar cómo sus calles se llenan de comportamientos totalmente inaceptables. Un vecino de Las Maravillas, cansado y frustrado, capturó una imagen que resume esta situación: turistas orinando en plena calle, sin ningún tipo de pudor ni respeto hacia quienes viven allí.
«Hacen lo que les da la gana y encima nos insultan si les decimos algo», comenta un portavoz del colectivo de vecinos, que ve cómo tras un invierno tranquilo ahora se enfrentan a meses intensos, comenzando con la Semana Santa. Con cada día que pasa, el efecto del alcohol y las fiestas se hace más evidente en su entorno. Lo peor es que estas escenas no ocurren en lugares apartados; están sucediendo cerca de hoteles y ante la mirada atónita de niños.
Una realidad desesperante para los vecinos
«Son todos alemanes, eso diría yo», lamenta otro vecino mientras observa cómo estos turistas gritan y cantan sin preocuparse por el horario. La preocupación crece entre los habitantes locales que intentan concienciar a la opinión pública sobre lo que ocurre: «Puedes llamar a la Policía Local, pero cuando llegan ya no hay nada que hacer». Esta resignación habla del doloroso contraste entre quienes buscan disfrutar de su hogar y aquellos que parecen haber olvidado las normas básicas de convivencia.
Los problemas no terminan con el ruido nocturno; durante el día también son testigos del desmadre. La prostitución se suma al escándalo, convirtiendo sus calles en un auténtico espectáculo dantesco. Los vecinos hacen un llamado a Cort para que empatice con su situación y reconozca lo insostenible de su realidad diaria.