La situación en Son Oliva se ha vuelto insostenible. Con el paso de los días, la tensión entre los residentes y la creciente presencia de okupas se siente como una olla a presión a punto de estallar. La semana pasada, las quejas ya eran palpables por el ruido constante, los botellones y el consumo de sustancias. Pero lo ocurrido durante la madrugada del domingo fue un verdadero golpe en la mesa.
A eso de las tres de la mañana, una moto aparcada en la calle Enric Granados comenzó a arder. Este fuego no solo consumió la moto; también amenazó con extenderse a los pisos del edificio donde estaba estacionada. Afortunadamente, el gas ciudad no se vio comprometido, algo que para muchos vecinos es un auténtico milagro.
Un incendio sospechoso que agudiza la inquietud vecinal
Algunos valientes vecinos y uno de los okupas se lanzaron a intentar apagar las llamas mientras una nube espesa de humo oscurecía el ambiente. Los Bomberos llegaron rápidamente al lugar y confirmaron que el fuego había comenzado en la motocicleta, sugiriendo que podría haber sido provocado. Ahora, una investigación está en marcha para descubrir qué hay detrás de este incidente.
No son pocos quienes apuntan con el dedo hacia los okupas como posibles responsables. Su presencia ha generado incomodidad entre quienes han vivido allí toda su vida. Algunos aseguran que esta tensión acumulada podría haber llevado a un ajuste de cuentas, aunque otros hablan sobre intentos fallidos por conectarse ilegalmente a la red eléctrica.
A medida que avanza esta historia, lo único claro es que cada nuevo episodio no hace más que aumentar esa sensación de inseguridad palpable en Son Oliva. Los vecinos miran con recelo lo ocurrido cerca de lo que solía ser su escoleta pública, preguntándose cuándo volverán a sentir tranquilidad en sus calles.