La calle Sindicat, una de las arterias más vibrantes y llenas de vida del centro de Palma, se enfrenta a una batalla silenciosa. Esta vía no solo conecta a los peatones que llegan desde Avingudes, sino que también es un símbolo del patrimonio cultural y social de la ciudad. A través de la Porta de Sant Antoni, este rincón emblemático ha sido testigo de cómo el tiempo ha ido cambiando su esencia, convirtiéndose en un punto neurálgico para muchos.
Pero algo no va bien. La gentrificación ha echado raíces aquí como en otros barrios cercanos. Con el aumento constante del coste de la vivienda, muchos mallorquines se ven empujados a buscar casa lejos del centro. ¿El resultado? Nuevos vecinos, mayoritariamente extranjeros, han tomado posiciones en estas calles estrechas, donde antes resonaban las voces de familias locales.
Un cambio que duele
La tradición comercial que definía Sindicat está tambaleándose. Establecimientos históricos han tenido que bajar la persiana ante la presión de negocios más modernos que parecen olvidar sus raíces. Aunque aún resisten algunos locales emblemáticos en calles paralelas -como el Bar Flexas o La Veneciana-, cada vez son más escasos. Las plazas como Raimundo Clar y Mercadal ahora son puntos de encuentro donde coexisten residentes isleños y forasteros, pero esa mezcla también trae problemas: ruidos nocturnos que perturban el descanso y aglomeraciones que dificultan incluso el paso por las aceras.
A pesar de todo esto, hay quienes luchan con uñas y dientes por mantener viva la esencia del barrio. Grafitis adornan muros vacíos mientras los vecinos miran con frustración los actos incívicos alrededor suyo. Y aunque Emaya asegura la recogida selectiva móvil y hay presencia policial constante para cuidar el lugar, muchos sienten que están perdiendo su hogar ante un monocultivo turístico.
Sindicat es un microcosmos donde conviven historia y modernidad; una lucha entre lo viejo y lo nuevo que nos recuerda cuánto vale nuestra cultura e identidad. El futuro del barrio está en nuestras manos: es hora de protegerlo antes de que sea demasiado tarde.