La escena es la misma una y otra vez. Un grupo de jóvenes se agrupa cerca de la pista polideportiva, mientras otros dan rienda suelta al botellón justo al lado del parque infantil. Los vecinos de Son Oliva están realmente cansados. Desde hace tiempo, vienen soportando una ola de inseguridad que ha ido en aumento. La okupación de la antigua escoleta pública fue solo el principio, pero en los últimos días se ha desatado una serie de robos en coches particulares que ha encendido las alarmas.
Preocupación vecinal y falta de respuesta
Los residentes no pueden más. Ya han señalado varios puntos problemáticos donde los hurtos se han vuelto habituales, y la falta de presencia policial les preocupa aún más. «Cuando llamamos, tardan demasiado en llegar», aseguran con frustración. Las historias sobre coches destrozados y pertenencias robadas son cada vez más comunes entre ellos.
No solo eso; también hay un malestar palpable por la actitud de ciertos jóvenes que hacen botellón y consumen drogas a plena vista, justo donde juegan sus hijos e hijas. Esto genera ansiedad entre los padres, que ven cómo su espacio recreativo se convierte en un escenario incómodo y peligroso.
Ante esta creciente inquietud, los vecinos han decidido alzar la voz. Quieren que el Ajuntament de Palma escuche sus reclamos y actúe para frenar esta peligrosa dinámica que está minando la tranquilidad del barrio. Además, hay un deseo colectivo por reactivar proyectos como el Casal de Barri; un local adquirido por Cort que sigue cerrado cuando podría ser clave para recuperar espacios seguros.
La situación ha desencadenado una avalancha de denuncias ante la asociación vecinal local, quienes no descartan organizar movilizaciones para manifestar su descontento. «¿Dónde están las patrullas cuando realmente las necesitamos?», exponen algunos residentes indignados con ironía: «Bajad a hacer justicia entre nosotros contra los ladrones y veréis cómo aparecen tres patrullas… ¡pero para detenernos a nosotros!» Esta rabia contenida refleja un sentimiento compartido: ya basta de vivir con miedo.