Las educadoras de las escoletas externalizadas del Ajuntament de Palma han decidido que no van a tirar la toalla. Después de diez jornadas intensas de huelga, este martes volvieron a reunirse para reafirmar su compromiso con la lucha por sus derechos. Y sí, lo han dejado claro: las movilizaciones siguen adelante. Este miércoles, a las once de la mañana, se concentrarán en la plaza de Cort, ¡y están más que listas!
Apoyo creciente entre compañeras y familias
Pero eso no es todo. Para el viernes a las 18:00 horas tienen un llamamiento muy especial: quieren ver allí a todas esas trabajadoras que no están sujetas a los servicios mínimos, así como a familias cuyos niños asisten o han asistido a estas escoletas. Como bien dicen las representantes en huelga: «Incluso hemos recibido el apoyo de algunas trabajadoras ya internalizadas; entienden perfectamente nuestra situación». La solidaridad está floreciendo.
Sólo hay que mirar el escenario actual para ver por qué luchan. Los servicios mínimos impuestos por el Ajuntament son considerados «abusivos» por ellas mismas; solo permiten que un 15% del personal pueda ejercer su derecho a huelga y ni siquiera les dejan hacerlo de manera rotatoria. Pepa Ramis, una voz crítica desde CC OO, no se corta al decir que esta medida provoca «agotamiento en las trabajadoras». Es un abuso y una discriminación evidente.
Aún hay más. Estos servicios mínimos fueron llevados ante los juzgados, y este jueves es el último día para que el Ajuntament justifique esa decisión. ¿Qué pasará después? Según Ramis, el juez decidirá si son abusivos o no. La incertidumbre está en el aire.
Jaume Coll, representante de UGT, también alza la voz al señalar que existe un malestar palpable hacia el Ajuntament porque lo prometido sobre una subida salarial de 200 euros al mes resulta ser más humo que realidad; ofrecieron inicialmente solo 47 euros brutos y luego 110 euros. El objetivo principal sigue siendo claro: equiparar salarios con sus compañeras internalizadas.
Ambos líderes sindicales destacan la “anomalía” del modelo híbrido en Palma: somos el único municipio en Balears e incluso en España con esta mezcla entre escoletas internalizadas y externalizadas. Todo esto se traduce en un abaratamiento del servicio… pero también significa menos dinero para quienes realmente trabajan duro cada día.
Así que mientras los números hablan por sí solos—hasta 2.250 euros cobra una educadora internalizada frente a los apenas 1.150 euros para las externalizadas—las educadoras aseguran: “Nosotras seguimos adelante”.