Este miércoles por la tarde, un grupo de educadoras de las escoletas municipales externalizadas se unieron en un grito claro y contundente. Decidieron convocar una huelga indefinida que comenzará el próximo 28 de abril, justo después de que acaben las vacaciones de Semana Santa. Con el apoyo incondicional de UGT y CC OO, estas trabajadoras se alzan para luchar por lo que consideran justo: la igualdad salarial.
Una lucha necesaria
Pepa Ramis, responsable de CC OO, no ha dudado en manifestar su descontento: «La semana pasada tuvimos una reunión con el Ajuntament de Palma y ante la falta de propuestas del equipo de gobierno, decidimos que la respuesta debía ser la huelga indefinida. Nos dicen desde el Consistorio que están estudiando el tema y que entienden nuestra convocatoria, pero hasta ahora no hemos visto acciones concretas».
En esa misma reunión, los sindicatos pusieron sobre la mesa la posibilidad realista de mejorar las condiciones económicas para estas educadoras. «No hace falta modificar los contratos; simplemente con inyectar dinero en las tablas salariales podríamos dignificar sus sueldos», aseguró Ramis, visiblemente frustrada por la situación actual.
La brecha salarial entre las educadoras externalizadas e internalizadas es escandalosa. Mientras unas cobran poco más de 1.200 euros en 12 pagas —con extraordinarias prorrateadas—, las otras reciben alrededor de 1.800 euros en 15 pagas y disfrutan además de carrera profesional y complementos. “Es indignante ver cómo dos educadoras externas ofrecen el mismo servicio que sus compañeras internas mientras sus sueldos están congelados desde hace cinco años”, añade Ramis con evidente preocupación.
No podemos olvidar que estas trabajadoras representan un 75% de la red municipal. Muchas son madres solteras o pluriempleadas, cuyas voces han sido silenciadas durante demasiado tiempo ante esta injusticia tan palpable. «Estamos hablando del mismo trabajo por menos dinero”, apunta Ramis al referirse a la precariedad laboral que sufren.
Aún más alarmante es saber que este sector está compuesto mayoritariamente por mujeres, quienes históricamente han cobrado menos en comparación con otros oficios. “Cualquier operario con un FP gana como mínimo 1.600 euros, mientras ellas siguen luchando por unos sueldos dignos”, concluye Ramis con un tono desafiante.