En un día marcado por la tensión y las expectativas, Jaime Campaner, un abogado de Mallorca, tomó la palabra en el juicio que está sacudiendo los cimientos de la política catalana. Allí estaba, frente a los jueces de la Audiencia Nacional, defendiendo a Josep Pujol Ferrusola, uno de los hijos del expresident Jordi Pujol. El tribunal ha decidido que el anciano exmandatario, con 95 años y una salud delicada, siga el proceso desde su hogar a través de videoconferencia.
La defensa se plantea desde el principio
Campaner comenzó su intervención con una firmeza notable. Planteó nada menos que cuatro cuestiones preliminares y lanzó una bomba: pide la nulidad de toda la investigación sobre lo que han llamado ‘operación Catalunya’. Según él, todo esto fue instigado por lo que muchos ven como una policía patriótica al servicio de intereses ocultos. Para reforzar su argumento, mostró a los jueces una portada del periódico El Mundo, donde se revelaba que la familia Pujol había ingresado 3,4 millones en un banco de Andorra en apenas un mes.
Además, Campaner no se cortó al describir cómo surgió todo este escándalo. Dijo claramente que “el pecado original” fue esa publicación del diario donde se filtraron movimientos bancarios familiares. Para él fue más que eso; lo calificó como un verdadero “striptease bancario”, exponiendo sin reparos la vulnerabilidad y la intimidad económica de su cliente.
A medida que avanza el juicio, las tensiones aumentan. El Ministerio Público solicita nada menos que 14 años de cárcel para Josep Pujol; una condena severa que podría sentar precedentes entre sus hermanos. Y mientras tanto, el letrado defiende fervientemente que el comunicado del expresident no fue ni libre ni voluntario. Un escenario complicado para todos los implicados y un capítulo más en esta historia llena de sombras e intrigas políticas.

