En una tarde que prometía ser tranquila, un grupo de mujeres valientes decidió irrumpir con fuerza en una misa celebrada en Madrid, recordando el 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco. Con el torso desnudo y llenas de coraje, las activistas de Femen se plantaron a las puertas de la parroquia de los Doce Apóstoles. Su mensaje era claro: no hay lugar para el fascismo en nuestra sociedad.
Una respuesta violenta a la protesta pacífica
Sin embargo, lo que debía ser una manifestación pacífica se tornó en un episodio lamentable. Un hombre, blandiendo con orgullo su bandera franquista, no dudó en manosear a dos de estas valientes mujeres mientras ellas gritaban consignas como «Fascismo legal, vergüenza nacional». La tensión aumentaba cuando otros asistentes comenzaron a recriminarles y hasta una mujer logró arrebatarles una pancarta hecha con tela. En medio del caos, los insultos volaban y los empujones eran constantes.
A pesar del asedio verbal y físico, las jóvenes mantuvieron su postura firme: “¡Señor, que no toque!”, repetían entre la multitud. Pero este tipo de agresiones solo demuestra cuán necesario es seguir luchando por nuestros derechos. Tras unos minutos desgastantes pero necesarios, decidieron marcharse por su propio pie.
Mientras tanto, los periodistas apostados frente a la parroquia observaban atónitos cómo se desarrollaba esta escena inquietante. No muy lejos de allí, una pequeña mesa mostraba objetos relacionados con Franco; un recordatorio sombrío de que aún hay quienes glorifican el pasado más oscuro de nuestro país.

