La reciente publicación del informe del Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Dean Spielmann, sobre la Ley de Amnistía ha encendido el debate en el panorama político español. Este documento, aunque no tenga carácter vinculante, se ha interpretado de diferentes maneras por los actores políticos, desde el Gobierno hasta la oposición. Todos están pendientes de cómo influirá en el futuro regreso del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Reacciones y opiniones encontradas
El informe sugiere que la amnistía no es una «autoamnistía» y que no choca con las leyes comunitarias en materia de lucha contra el terrorismo. Para algunos, este pronunciamiento es motivo de optimismo; para otros, simplemente una razón más para rechazarla. Las divisiones son evidentes. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ve esto como un «paso adelante», destacando que se ajusta perfectamente a nuestra Constitución y al ordenamiento jurídico europeo. Por su parte, Pepa Rodríguez de Millán, portavoz de Vox en el Congreso, lo descalifica completamente: considera que es un «perdón injusto» para los «golpistas» del 1-O y pone en tela de juicio la imparcialidad europea.
Desde Junts per Catalunya también celebran el informe como un respiro hacia el regreso de Puigdemont. Miriam Nogueras critica la lentitud del proceso y sostiene que si hubiera sido en otro país europeo ya estaría resuelto. En sus palabras hay un claro desafío a los detractores: este dictamen podría ser un «portazo» para aquellos que intentan evitar la amnistía.
Mientras tanto, Vox continúa firme en su postura negativa hacia la ley. Rodríguez de Millán afirma rotundamente que creen en la autoamnistía a pesar del informe; su convicción es inquebrantable y cuestionan las instituciones europeas por no actuar ante lo que ellos consideran una crisis democrática en España.
En resumen, estamos ante un momento clave donde las decisiones futuras no solo impactarán jurídicamente sino también influirán directamente en nuestra convivencia política. La Ley de Amnistía ha polarizado aún más a una sociedad ya dividida y sigue siendo uno de los ejes centrales del debate público español.

