Este 11 de septiembre de 2025, la Diada Nacional de Cataluña nos ha mostrado, una vez más, la diversidad de pensamientos y sentimientos que atraviesan a nuestra comunidad. En un día tan emblemático, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, han hecho un llamamiento a la convivencia y al respeto. Pero ahí está también el expresidente catalán Carles Puigdemont, quien no ha dudado en utilizar esta jornada para dejar claro su deseo de independencia.
Voces en conflicto bajo la misma bandera
A lo largo y ancho de Cataluña, se han llevado a cabo actos conmemorativos que recuerdan no solo una fecha histórica, sino también las distintas visiones sobre nuestro futuro. La Diada se celebra cada año para recordar la caída de Barcelona en 1714 durante la Guerra de Sucesión, pero hoy va mucho más allá. Es un termómetro del estado actual del debate territorial en España.
Sánchez ha optado por un mensaje conciliador que compartió en catalán a través de sus redes sociales: “celebramos la Cataluña de todos y todas: abierta, plural y con ambición de futuro”. Un intento por tender puentes entre los diferentes sectores que habitan nuestra tierra. Mientras tanto, Feijóo ha querido poner énfasis en una “Cataluña próspera y competitiva”, dejando atrás cualquier mención al independentismo; quizás un guiño a aquellos que anhelan estabilidad por encima de todo.
Sin embargo, Puigdemont no se queda atrás. Desde su exilio forzado hace años, sigue defendiendo con fervor su postura independentista. “Por la libertad que los Borbones nos arrebataron… buena Diada Nacional”, escribió con pasión en su cuenta. Su mensaje resuena como eco entre quienes todavía sueñan con una Cataluña libre.
Y mientras unos abogan por unidad y progreso compartido, otros siguen recordando heridas históricas que marcan nuestras vidas cotidianas. El secretario general de Junts, Jordi Turull, también hizo oír su voz reclamando movilización para alcanzar esa independencia soñada. Sin duda alguna, este contexto político tan tenso continúa influyendo sobre cómo vivimos nuestra identidad catalana.
No podemos olvidar que esta fiesta es también un reflejo del desafío constante ante un marco político sin solución clara desde hace años. Las diferencias son palpables y marcan nuestras interacciones diarias como ciudadanos catalanes.