MADRID, 09/07/2025.- Este miércoles, Pedro Sánchez llegó al Congreso de los Diputados con un peso en su pecho. No era solo la rutina de un día más en la política; era el momento de enfrentarse a sus propias decepciones y a las de muchos que confiaron en él y en su partido. En un tono casi confesional, reconoció haber sentido una profunda decepción por no haber estado al tanto de las corruptelas que han salpicado a algunos de sus compañeros, como José Luis Ábalos y Santos Cerdán.
Sánchez no se anduvo con rodeos. Dijo que estas revelaciones le cayeron como un jarro de agua fría. De hecho, llegó a plantearse la dimisión e incluso convocar elecciones, porque pensó que sería lo más sencillo para él y su familia. Pero aquí va lo sorprendente: «Tirar la toalla nunca es una opción», afirmó con firmeza.
Un llamado a recuperar la confianza
En su discurso, pidió disculpas por todo lo ocurrido y aseguró que su comparecencia tenía un objetivo claro: recuperar la confianza de los grupos parlamentarios y despejar las dudas legítimas que los ciudadanos pudieran tener tras estos escándalos. Se comprometió a contar todo lo que sabe sobre esta crisis y a hacer frente a ella con transparencia.
Sánchez también lanzó un mensaje claro hacia sus socios de gobierno, reconociendo que estos son días complicados para ellos, bajo presión constante. Prometió estar a la altura y cumplir con los compromisos adquiridos para regenerar el ambiente político actual.
A medida que avanzaba su intervención, dejó claro que no tiene intención de dar un paso atrás: seguirá al mando hasta las elecciones generales de 2027. Para concluir, anunció la creación de una agencia independiente dedicada a luchar contra la corrupción como parte fundamental de su plan estatal.