Este fin de semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido retirarse a la finca Quintos de Mora, en Toledo. ¿La razón? Meditar sobre las decisiones que necesita tomar para frenar la crisis que ha desatado el conocido como ‘caso Koldo’. Y es que el PSOE está atravesando una de sus peores crisis en años tras un informe revelador de la UCO, que sugiere que Santos Cerdán pudo haber gestionado comisiones en adjudicaciones de obras públicas en beneficio del exministro José Luis Ábalos y su exasesor, Koldo García.
Una tormenta interna y voces críticas
Las cosas no están fáciles para Sánchez. A pesar de contar con un núcleo duro que lo apoya, las voces críticas dentro del partido están alzando cada vez más fuerte sus demandas por acciones drásticas. La expresidenta de la Junta de Andalucía y actual senadora, Susana Díaz, ha dejado claro que sería “imposible” esperar hasta 2027 para convocar nuevas elecciones generales. En este escenario, incluso el expresidente Felipe González ha manifestado su preferencia por otro líder: “mi candidato sigue siendo Eduardo Madina”, apuntó sin rodeos.
Pero eso no es todo. Aunque Sánchez ha mantenido bajo perfil sobre sus decisiones inminentes, el pasado jueves afirmó categóricamente que las elecciones anticipadas están descartadas. Sin embargo, con los audios comprometedores filtrándose como si fueran pan caliente estos días, podríamos estar ante una situación inesperada donde se requieran medidas más contundentes.
El lunes se reúne la ejecutiva federal del PSOE tras la dimisión de Cerdán y muchos esperan que aquí se anuncien acciones significativas. Además, este miércoles habrá sesión de control en el Congreso; una oportunidad clave para que Sánchez responda a las crecientes críticas desde la oposición.
Y es que aunque haya asegurado no tener intención alguna de adelantar comicios, su permanencia en el poder depende también de sus socios. Sumar exige un cambio radical en su relación con los socialistas y priorizar temas sociales. Mientras tanto, Junts pide urgentemente una reunión para evaluar si esta legislatura puede llegar a buen puerto.
En resumen, el ambiente está cargado y las tensiones son palpables dentro del PSOE y del Gobierno; todos esperan ansiosos los movimientos estratégicos de Sánchez mientras él intenta navegar estas aguas turbulentas.