La oscuridad del lunes no solo trajo silencio a las calles, sino también una sombra de tragedia que ha dejado a familias destrozadas. En Taboadela, un pequeño rincón de Ourense, un matrimonio de 81 y 77 años y su hijo de 56 fueron encontrados sin vida. Todo apunta a que el causante fue el monóxido de carbono producido por un generador que intentaba mantener en funcionamiento un respirador médico. La Guardia Civil investiga este lamentable suceso para esclarecer si la falta de electricidad durante el apagón fue la chispa que encendió esta serie de muertes.
El impacto del apagón se siente en todo el país
No solo en Ourense, sino también en Alzira, donde una mujer de 46 años perdió la vida tras quedarse sin oxígeno debido al corte eléctrico. Aunque se dice que era paciente con múltiples problemas de salud, la pregunta queda en el aire: ¿podría haberse evitado su muerte si hubiera habido luz?
Y como si esto fuera poco, Madrid tampoco escapó del drama. Un incendio en Carabanchel dejó a una mujer muerta y trece vecinos intoxicados por inhalación de humo. La Policía cree que todo comenzó con una vela encendida mientras los habitantes aún lidiaban con los estragos del apagón.
Es desgarrador pensar que detrás de cada cifra hay historias y vidas truncadas. Este apagón no es solo un hecho aislado; es una llamada urgente a reflexionar sobre cómo nuestra dependencia energética puede tener consecuencias fatales.