En un mundo donde los conflictos bélicos y los desastres naturales parecen no dar tregua, el año 2025 nos ha dejado una mezcla de tristeza y esperanza. Desde la II Guerra Mundial, no habíamos visto una escalada de conflictos tan brutal. Miles de vidas se han perdido, pero también han surgido historias que invitan a mirar hacia adelante con optimismo.
Diversas ONG y organismos de la ONU nos cuentan que, aunque hay mucho por hacer, hay luces en medio de tanta oscuridad. Paula Barrachina, portavoz de ACNUR en España, comparte datos esperanzadores: “Los movimientos de retorno crecieron significativamente este año”. En solo seis meses, el número de refugiados que regresaron a sus hogares alcanzó casi 7 millones, lo que representa un aumento notable respecto al año anterior.
La lucha continúa con pequeños grandes pasos
Siria, Sudán, Afganistán… son solo algunos ejemplos donde las familias están encontrando el camino a casa. La caída del régimen de Al Assad ha abierto nuevas oportunidades para la paz y estabilidad en Siria, algo que parece casi un sueño. Por otro lado, Acción Contra el Hambre recalca que incluso en situaciones límite como Gaza —donde este año se declaró una hambruna— su equipo ha logrado llevar alimentos y agua a miles de personas necesitadas. “Nuestra labor demuestra que incluso en los escenarios más críticos es posible ofrecer esperanza”, dicen con firmeza.
Aún así, no todo está perdido cuando hablamos del hambre global. Giulia Tieni de Ayuda en Acción menciona avances positivos en varios países; Etiopía está viendo mejoras significativas en la nutrición y Sierra Leona ha logrado reducir la inseguridad alimentaria estacional gracias a nuevas tecnologías agrícolas. Estos son pasos firmes hacia un futuro mejor.
No podemos olvidar los logros en derechos humanos; Amnistía Internacional destaca cómo el activismo sigue abriendo puertas hacia la justicia. La reciente orden del Tribunal Penal Internacional contra líderes talibanes por persecuciones basadas en género es solo uno entre muchos hitos importantes que marcan este camino hacia un mundo más justo.
Así pues, mientras seguimos enfrentándonos a desafíos monumentales cada día, también tenemos razones para celebrar los pequeños triunfos colectivos. Como bien dice Eloisa Molina de World Vision: “Reforestar tierras degradadas es clave para ayudar a nuestras comunidades más vulnerables”. No perdamos nunca la fe; siempre habrá espacio para la esperanza entre tanto caos.

