En la desgarradora realidad de Sudán, el pasado 21 de diciembre se vivió un día más de horror. Al menos diez vidas fueron segadas en un ataque con dron que se cebó sobre un mercado bullicioso en la localidad de Malha, al norte de El Fasher, una zona que ya lleva demasiado tiempo sumida en el caos. Este lugar, conocido por su vida y colorido, se transformó repentinamente en escenario de luto.
El ataque no fue un hecho aislado; forma parte del brutal conflicto entre el Ejército y las temidas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que han dejado a su paso unas huellas imborrables. Desde la conquista de El Fasher hace dos meses, la población ha vivido aterrorizada entre éxodos forzados y hambrunas. Imagina lo que es tener que salir corriendo por tu vida mientras escuchas estallidos a tu alrededor; esa es la cruda realidad.
Un mercadillo convertido en cenizas
La información llega a través del Consejo de Salas de Emergencia de Darfur Norte, quienes intentan desentrañar las consecuencias devastadoras de este conflicto. Según ellos, el bombardeo tuvo lugar específicamente en el mercado Al Hara, donde cientos estaban realizando sus compras diarias cuando todo se convirtió en caos. Los incendios arrasaron varias tiendas y los daños materiales son indescriptibles.
Sin embargo, lo más escalofriante es la falta de claridad sobre quién controla estos drones asesinos. ¿Qué está sucediendo realmente? Mientras tanto, la comunidad internacional observa desde lejos, quizás demasiado lejos para comprender lo que viven estos hombres y mujeres cada día. Es hora de alzar la voz y no dejar que estas tragedias caigan en el olvido.

