En Bruselas, el 18 de diciembre, se respiraba un aire tenso pero esperanzador. Los líderes de la Unión Europea estaban inmersos en una tarea crítica: buscar formas de utilizar esos activos rusos congelados para ofrecer un salvavidas a Ucrania. Pero no todo era tan sencillo, ya que la Comisión Europea negociaba al mismo tiempo con Bélgica, tratando de adaptar una propuesta que satisficiera las inquietudes del primer ministro Bart De Wever.
Las reservas de De Wever eran claras: los riesgos eran altos. Tras horas de discusiones, los rumores comenzaban a tomar forma y se mencionaba la posibilidad de un “préstamo de reparación” que alcanzaría los 90.000 millones de euros. Sin embargo, el primer ministro belga seguía firme en su postura, recordando que acoger la sede de Euroclear podría traer problemas si Rusia decidía reclamar sus activos.
Un equilibrio complicado entre la ayuda y la seguridad
A medida que avanzaban las horas en esta cumbre crucial, las conversaciones continuaban. Las fuentes europeas apuntaban a que había un enfoque renovado en este préstamo mientras la Comisión trabajaba arduamente para ofrecer garantías adicionales al gobierno belga. Era evidente que ambos lados debían encontrar un buen punto medio, algo que satisficiera tanto a la UE como a Bélgica.
No obstante, lo más sorprendente era cómo se desechó rápidamente la idea de financiar esta ayuda mediante deuda conjunta respaldada por el presupuesto europeo. Aunque anteriormente Bélgica había defendido esta alternativa como más segura y transparente, ahora parecía ser una opción muerta antes incluso de nacer.
A pesar de las diferencias y tensiones entre los 27 líderes sobre cómo aprovechar esos activos inmovilizados por sanciones para ayudar a Kiev, António Costa, presidente del Consejo Europeo, fue claro: esta cumbre duraría lo necesario para conseguir el apoyo económico sin comprometer la seguridad belga. En definitiva, todos sabían que se trataba no solo del futuro inmediato de Ucrania sino también del delicado equilibrio político dentro del propio continente europeo.

