En un giro inesperado, las autoridades francesas han allanado la casa de Rachida Dati, actual ministra de Cultura y aspirante a la alcaldía de París. Esta acción, llevada a cabo el pasado jueves, se enmarca dentro de una investigación que gira en torno a acusaciones serias de corrupción y tráfico de influencias. ¿Qué ha llevado a esta situación? Todo apunta a su etapa como eurodiputada entre 2009 y 2019.
Los agentes de la Oficina Central de Lucha contra la Corrupción no solo se presentaron en su domicilio, sino que también registraron las instalaciones del Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento del VII distrito parisino. La Fiscalía Nacional Financiera (PNF) ha estado al tanto del asunto, revelando detalles que sacuden los cimientos del poder político.
Sospechas que pesan sobre Dati
Se dice que Dati recibió unos 299.000 euros en honorarios del grupo GDF Suez—hoy conocido como Engie—durante su mandato como diputada europea. ¿Y para qué? Al parecer, esos pagos podrían haber servido para representar los intereses de este conglomerado en las instituciones europeas. Y todo esto se hizo, supuestamente, mediante un bufete parisino.
No es sorprendente que Engie haya comenzado su propia investigación interna tras estas revelaciones. Este caso se inició en octubre y ahora recae bajo el escrutinio de la PNF.
A medida que se acercan las elecciones municipales previstas para marzo de 2026, Dati se enfrenta también a otro juicio relacionado con el ex presidente Carlos Ghosn. Las investigaciones apuntan a que entre 2010 y 2012 recibió alrededor de 900.000 euros por asesoría legal mientras era eurodiputada; una clara señal de posibles maniobras encubiertas para ejercer presión dentro del Parlamento Europeo.
Carlos Ghosn, quien tiene múltiples nacionalidades y está prófugo desde 2019 tras escapar del sistema judicial japonés donde fue acusado por malversación, sigue siendo una figura clave en este entramado complicado.

