En un giro inesperado, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha vuelto a dejar claro su postura sobre Nicolás Maduro. En una reciente declaración en X, lo tildó de «dictador», aunque se apresuró a aclarar que no hay pruebas que lo vinculen con el narcotráfico. «Maduro es dictador por concentrar poderes; en Colombia no hay evidencia de que sea narco. Esa narrativa es cosa de Estados Unidos», afirmó Petro, dejando entrever su desacuerdo con la imagen que se proyecta desde el norte.
Un llamado a la reflexión
Pero ¿qué le llevó a tomar esta posición? La pregunta surgió cuando una periodista colombiana le cuestionó por qué parecía más crítico con Maduro que con otros líderes como José Antonio Kast, al que no dudó en llamar «nazi». Petro defendió su postura recordando que Kast proviene de una familia relacionada con los nazis y argumentó sobre el contexto histórico de su ascendencia.
A pesar de sus duras críticas hacia el régimen venezolano y la falta de legitimidad en las últimas elecciones —donde figuras como María Corina Machado fueron inhabilitadas— esta es la primera vez que se expresa así sobre Maduro. A medida que las relaciones entre líderes latinoamericanos como Petro y Luiz Inácio Lula da Silva se enfrían ante las controversiales elecciones de julio de 2024, parece claro que la situación política en la región es cada vez más complicada.

