En un escenario tenso y lleno de incertidumbre, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha alzado la voz con firmeza este martes. Su mensaje es claro: la soberanía de su país no se negocia. Todo esto surge tras la reciente decisión de Estados Unidos de calificar al fentanilo como «arma de destrucción masiva» y las amenazas que han comenzado a rondar sobre posibles intervenciones para atacar a los cárteles que manejan esta droga.
Sheinbaum ha sido rotunda en sus declaraciones, señalando que cualquier tipo de intervención extranjera es inaceptable. «Nosotros estamos en contra de cualquier intervención (…) en cualquier lugar del mundo, pero en México más», ha enfatizado. Para ella, la soberanía y la territorialidad son sagradas, nada está en discusión bajo ningún motivo.
Colaboración sin compromisos
A pesar del tono desafiante, la presidenta no cierra las puertas a una colaboración constructiva con Estados Unidos. Ella misma ha indicado que están dispuestos a coordinarse en diversos temas, siempre que esa colaboración no implique poner en jaque la independencia mexicana. En este sentido, ha expresado su preocupación por lo que puede traer consigo esta nueva jugada del presidente estadounidense, Donald Trump.
No hay que olvidar que el fentanilo tiene usos médicos legítimos y eso es algo que Sheinbaum quiere destacar. Sin embargo, también entiende la gravedad del problema y subraya la importancia de abordar no solo a los cárteles responsables del tráfico sino también las raíces del consumo de estas sustancias tan peligrosas.
Trump, por su parte, argumentó en una orden ejecutiva que “ninguna bomba hace lo que está haciendo” esta droga, haciendo hincapié en el número aterrador de sobredosis fatales en Estados Unidos: más de 80.000 personas murieron solo en 2024 debido al fentanilo. Pero detrás de esas palabras podría estar escondida otra maniobra para justificar una intervención militar similar a cuando incluyó a ciertos cárteles mexicanos en su lista negra como grupos terroristas internacionales.
Así se presenta un panorama complicado entre dos naciones vecinas; mientras Trump agita el miedo con sus declaraciones incendiarias, México reafirma su postura: soberanía ante todo.

