En un panorama que muchos ya conocen, Volker Turk, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha salido a criticar con firmeza la falta de claridad en los recientes decretos del presidente Nicolás Maduro. Estos decretos, que se refieren a un estado de conmoción externa, no han visto la luz pública y esto crea un manto de opacidad que evita cualquier tipo de control o evaluación conforme al Derecho Internacional.
El estado de conmoción externa, según el artículo 338 de la Constitución venezolana, permite al gobierno adoptar medidas extraordinarias en tiempos críticos. ¿Qué implica esto? La capacidad para movilizar tropas y restringir derechos civiles, además de controlar medios de comunicación. Desde Caracas, justifican estas decisiones argumentando las tensiones provocadas por las operaciones militares estadounidenses contra el narcotráfico en el Caribe y una posible intervención en su territorio. Pero Turk no se queda callado; expresa su inquietud sobre cómo esta presión militar puede impactar directamente en los Derechos Humanos.
Las voces del pueblo son las más afectadas
“Cuando la confrontación sube, son las personas comunes quienes pagan el precio”, dice Turk con desasosiego. La represión ha crecido alarmantemente en Venezuela y parece que nadie escapa a ella: desde periodistas hasta defensores de Derechos Humanos están sufriendo amenazas constantes solo por intentar hacer su trabajo. Recientemente, hemos visto la detención del secretario general del principal sindicato del país; una señal aterradora para todos los trabajadores.
Además, Turk denuncia situaciones escalofriantes: denuncias forzadas a familiares mediante una app estatal generan un clima de miedo y desconfianza. ¿Y qué hay de aquellos que están detenidos? Las condiciones son inhumanas y se ha documentado incluso muertes relacionadas con las elecciones presidenciales próximas. Se habla también del traslado misterioso de detenidos a lugares desconocidos… ¿desapariciones forzadas?
A medida que el gobierno intensifica sus represalias contra familiares de disidentes y se registran numerosas detenciones arbitrarias desde julio pasado, nos preguntamos: ¿hasta cuándo seguirán así? A pesar de algún avance reciente con liberaciones parciales, como esas 51 personas que vieron la luz tras mucho tiempo encerrados injustamente, todavía quedan muchos otros tras las rejas sin justificación alguna.
Turk concluye su comunicado dejando claro que esta situación no puede continuar y exige acciones inmediatas para proteger los derechos fundamentales. Mientras tanto, el eco del sufrimiento diario continúa resonando entre las paredes grises del país.

