En el corazón de Madrid, este 15 de diciembre, la empresa estatal venezolana PDVSA ha alzado la voz. La petrolera ha denunciado un ciberataque que considera «deleznable» y, sin tapujos, apunta a Estados Unidos como posible responsable. Según ellos, esta acción tiene como fin «detener la operatividad» de una compañía que ha sido pilar en su economía.
Afortunadamente, gracias a la profesionalidad del equipo humano detrás de PDVSA, las áreas operativas no sufrieron ningún daño significativo; el ataque se limitó a sus sistemas administrativos. En un comunicado compartido por Telegram, aseguraron que sus operaciones continúan gracias a protocolos seguros que garantizan el suministro tanto en el mercado nacional como en sus compromisos internacionales.
La lucha contra ataques externos
Sin embargo, lo que más les indigna es que este intento de agresión se inscribe dentro de una estrategia más amplia del Gobierno estadounidense para hacerse con los recursos energéticos venezolanos mediante la fuerza y actos de piratería. La clase trabajadora del sector ya ha tenido que enfrentar ataques similares en el pasado. «Fue su compromiso y lealtad lo que nos permitió detectar y neutralizar este nuevo ataque», destacan desde la empresa.
PDVSA rechaza categóricamente esta maniobra orquestada por intereses extranjeros en complicidad con elementos apátridas que buscan socavar el derecho de Venezuela a desarrollarse energéticamente. Y recuerda: no es la primera vez que EE.UU., aliado con sectores extremistas, intenta desestabilizar al país robándole incluso momentos importantes como las navidades a su gente.
Por ahora, nada ni nadie detendrá lo que ellos consideran «la marcha victoriosa» de PDVSA y su clase trabajadora al servicio del pueblo venezolano. Mientras tanto, las autoridades estadounidenses guardan silencio sobre este ciberataque, dejando flotando en el aire muchas preguntas sobre sus intenciones reales.

