En una jugada inesperada, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha decidido indultar a 123 presos políticos extranjeros. ¿La razón? El reciente levantamiento parcial de sanciones por parte de Estados Unidos sobre la exportación bielorrusa de mineral de potasa. Una decisión que suena más a un juego político que a un acto humanitario.
Lukashenko anunció este indulto en un comunicado donde menciona que fue «a petición» del presidente estadounidense Donald Trump. Aquí es donde la historia se complica: estas sanciones habían sido impuestas durante la administración anterior y ahora, parece que todo gira en torno a intereses económicos y diplomáticos. Entre los liberados hay ciudadanos de Reino Unido, Estados Unidos, Lituania, Ucrania y otros países. Cada uno con historias tristes detrás de barrotes por cargos tan variados como espionaje o terrorismo.
Un paso hacia adelante o solo un juego político
El enviado de Trump al país, John Coale, no escatimó en elogios al confirmar el levantamiento de las sanciones y dejó caer la promesa de seguir retirando más restricciones si las negociaciones avanzan bien. «A medida que las relaciones entre ambos países se normalicen», dijo Coale con una confianza casi sorprendente. Sin embargo, para muchos esto puede parecer más una estrategia política que un verdadero interés por los derechos humanos.
A finales de noviembre, Lukashenko ya había tomado decisiones similares y ahora el total asciende a 156 indultados. Pero la pregunta persiste: ¿realmente estamos ante una mejora en las condiciones políticas o simplemente es otro movimiento más dentro del tablero internacional?

