La situación en Jersón, al sur de Ucrania, sigue siendo un eco desgarrador de la guerra. En las últimas 24 horas, al menos una persona ha perdido la vida y ocho han resultado heridas debido a los brutales ataques del Ejército ruso. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que el terror de los drones y el fuego de artillería sigan arrasando con vidas y esperanzas?
El gobernador Alexander Prokudin no ha tenido más remedio que hacer un llamado a la comunidad a través de Telegram, denunciando la atmósfera de miedo constante en su provincia. “Estamos bajo el asedio del enemigo”, expresó con dolor, refiriéndose a los ataques que han dejado infraestructuras esenciales hechas trizas: edificios dañados, apartamentos destrozados e incluso supermercados y gasoductos impactados.
Drones al ataque: ¿dónde está el fin?
Ayer mismo, las autoridades ucranianas informaron sobre el lanzamiento desmedido de 154 drones por parte de Rusia. De esos, 85 fueron derribados gracias al esfuerzo heroico de nuestra Fuerza Aérea. Sin embargo, ¡qué dolor ver cómo otros 69 lograron alcanzar su objetivo! La resistencia es valiente, pero ¿hasta cuándo? El alcalde de Moscú se refiere a estos hechos como incidentes aislados mientras sus equipos evalúan daños materiales sin mencionar víctimas.
Sigue siendo una lucha desigual donde la vida humana parece ser solo un número más en esta contabilidad cruel del conflicto. Es hora de cuestionar qué estamos dispuestos a tolerar como comunidad global ante este sufrimiento palpable.

