En un giro que no sorprende a nadie, la ONU ha dejado claro este martes que no se va a permitir ningún cambio en los límites territoriales de Gaza e Israel. Todo esto surge tras las declaraciones del jefe del Ejército israelí, quien hace unos días presentó la famosa «línea amarilla» como una nueva frontera. Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU, fue contundente: «Eso va en contra del espíritu y la letra del plan de paz de Trump». Y así, con esas palabras sencillas pero cargadas de significado, nos recuerda que el juego geopolítico no puede permitirse frivolidades.
La realidad sobre el terreno
Dujarric también reafirmó que seguirán considerando toda la Franja de Gaza como territorio original y no solo lo que esté dentro de esa controvertida línea amarilla. La cosa se complica cuando Eyal Zamir, general israelí, habla abiertamente sobre esta nueva frontera como un frente avanzado para sus comunidades. ¿Desde cuándo se juega así con el futuro de millones?
Y mientras todo esto sucede, Netanyahu se mueve por el tablero internacional anunciando el inicio de una fase 2 en el alto el fuego con Hamás, lo que implicaría una retirada gradual de tropas israelíes. Sin embargo, al preguntarle sobre el papel activo de la ONU en estas negociaciones, Dujarric dejó claro que ellos no están sentados en la mesa tomando decisiones; su compromiso es más bien observar y hacer contactos desde las sombras.
Casi parece un juego macabro donde cada jugada tiene consecuencias serias. Lo único cierto es que mientras sigan estos movimientos estratégicos y discursos políticos vacíos, quienes realmente sufren son los ciudadanos atrapados en medio del caos.

