MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) – Hoy es un día que muchos en Estados Unidos no olvidarán fácilmente. La familia de Karoline Leavitt, la portavoz de la Casa Blanca, ha vivido una montaña rusa emocional. Y es que Bruna Caroline Ferreira, su excuñada, fue liberada bajo fianza después de ser detenida en una redada migratoria hace casi un mes en Massachusetts.
La historia comenzó el 12 de noviembre, cuando Bruna, mientras llevaba a su hijo al colegio, se encontró en medio de esta tormenta burocrática. Su abogado, Todd Pomerleau, confirmó que finalmente pudo salir en libertad tras este episodio angustiante. Pero no todo es tan sencillo: el Departamento de Seguridad Nacional ha catalogado a Ferreira como una “inmigrante ilegal”, quien llegó a Estados Unidos desde Brasil con un visado turístico que caducó hace más de dos décadas.
Un pasado complicado y un futuro incierto
A pesar del estigma que esto conlleva, los defensores de Bruna insisten en que ella debería estar protegida por el programa DACA. Este programa busca resguardar a aquellos migrantes que llegaron al país siendo niños y les ofrece cierta seguridad ante posibles deportaciones. Sin embargo, el Gobierno parece tener otras ideas.
Pomerleau explicó a NBC News que Bruna no tiene antecedentes penales; incluso hay una historia oscura detrás: un incidente cuando tenía 16 años por el cual fue citada ante un tribunal juvenil. Pero ese caso fue desestimado y nunca hubo detención real alguna. “Esto son solo procedimientos privados”, argumenta su abogado, dejando claro que los registros están sellados.
Y así estamos hoy: con historias cruzadas entre las puertas del poder y la lucha diaria por permanecer aquí. ¿Cuántos casos como el de Bruna no conocemos? Es hora de abrir los ojos y ver las realidades complejas detrás de cada noticia sobre inmigración.

