MADRID, 6 Dic. (EUROPA PRESS) – En un ambiente cargado de expectativas, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se sentó cara a cara con Donald Trump en su primera reunión oficial. Este encuentro tuvo lugar tras el sorteo de la Copa Mundial de 2026 en Washington, donde ambos líderes acordaron «seguir trabajando» juntos en temas comerciales que afectan a sus países y a Canadá.
La mandataria mexicana describió la charla como «excelente» en su perfil de la red social X. Durante este diálogo tan esperado, también estuvo presente el primer ministro canadiense, Mark Carney. Juntos discutieron sobre «la buena relación» que mantienen los tres países, aunque no podemos olvidar que este acercamiento se da en un contexto complicado.
Un trasfondo tenso
En medio de rumores sobre la posible expiración del tratado comercial T-MEC entre Estados Unidos, Canadá y México —una situación que podría dejar a muchos sectores económicos tambaleándose— Sheinbaum llegó con una clara preocupación: los aranceles del 30% impuestos por Trump a productos mexicanos siguen siendo una espada de Damocles. Además, esta reunión llega después de que las tensiones entre ambos países aumentaran por las redadas migratorias impulsadas por el gobierno estadounidense y las recientes declaraciones del magnate sobre posibles intervenciones militares en México para luchar contra el narcotráfico.
A pesar del clima tenso, Sheinbaum no se ha dejado intimidar. Ya había rechazado abiertamente cualquier intervención militar y enfatizó cómo la mano de obra migrante es fundamental para mantener los cultivos en estados como California. Así están las cosas: mientras ellos discuten acuerdos comerciales, nosotros seguimos preguntándonos qué pasará con nuestras comunidades.

