En un escenario que parece sacado de una película de acción, la Armada de la Guardia Revolucionaria de Irán ha decidido hacer temblar las aguas del golfo Pérsico con el lanzamiento de misiles balísticos y de crucero. Todo esto ocurrió el pasado viernes, en el segundo día de unas maniobras que han capturado la atención del mundo entero, especialmente cerca del estratégico estrecho de Ormuz.
A lo largo de estos ejercicios, se han lanzado misiles ‘Qadr 110’ y ‘Qadr 380’ contra objetivos en el mar de Omán. Según la cadena estatal Press TV, los resultados fueron más que satisfactorios; los misiles habrían alcanzado sus blancos con una precisión digna de mención. Además, se desplegaron drones simulando ataques contra bases enemigas, junto a una flota naval lista para enfrentar cualquier desafío. Esto no es solo un juego; es una demostración clara del poderío iraní.
Un mensaje claro entre las olas
No podemos ignorar que estas maniobras llegan en un momento tenso, cinco meses después del conflicto desatado por Israel y respaldado por Estados Unidos con bombardeos a instalaciones nucleares iraníes. La Guardia Revolucionaria ha dejado claro que su objetivo no es solo mostrar músculo militar: también quieren enviar un mensaje contundente a todos aquellos que consideren poner en jaque su soberanía.
En sus propias palabras, estas maniobras son “un sacrificio y un espíritu de resistencia” que subrayan su disposición a enfrentarse a cualquier amenaza. Al mismo tiempo, aseguran que son “un mensaje de paz y amistad” hacia sus vecinos. Pero no hay duda: tras cada misil lanzado se siente esa tensión palpable con los enemigos declarados.

