En Bruselas, a 3 de diciembre, se ha desatado una polémica que promete dar mucho de qué hablar. Hungría ha hecho un anuncio contundente: llevará ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) el acuerdo que busca acabar con todas las importaciones de gas ruso para 2027. Esta decisión llega tras el reciente consenso alcanzado entre el Parlamento Europeo y los Estados miembros sobre un plan impulsado por la Comisión Europea.
El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, no ha dudado en manifestar su postura en redes sociales, afirmando que tan pronto como este plan, conocido como Repower EU, sea formalmente adoptado, Hungría lo impugnará sin dudarlo. “Los procedimientos legales comenzarán sin demora”, aseguró Szijjarto. “Estamos haciendo todo lo posible para proteger la seguridad energética de nuestro país”.
Un paso histórico o un gran error?
Ayer mismo, la UE dio un paso decisivo al acordar una desconexión gradual del gas natural licuado, que culminará antes del 31 de diciembre de 2026. El resto de las importaciones se eliminará definitivamente para otoño de 2027. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, celebró esta decisión como “un día histórico” en compañía del comisario de Energía y otros líderes clave.
A pesar del entusiasmo en Bruselas, no todos están convencidos. La oposición húngara critica el acuerdo y considera que dejarse llevar por estas “buenas palabras” puede resultar un gran error. Mientras tanto, los negociadores aún deben esperar la aprobación formal del pleno del Europarlamento y los Veintisiete para que esta ambiciosa medida entre en vigor.

