El último encuentro de los líderes aliados de Ucrania en la cumbre del G-20, celebrada este sábado en Johannesburgo, ha dejado claro que no están dispuestos a aceptar cualquier cosa. Y es que aunque reconocen que el plan de paz propuesto por Estados Unidos tiene «una buena base», hay detalles sensibles que no van a pasar por alto. La cesión territorial del Donbás a Rusia y la reducción del ejército ucraniano son dos puntos que generan serias preocupaciones entre ellos.
Una paz justa requiere más diálogo
Las palabras resuenan con fuerza: «Estamos aquí para garantizar que cualquier acuerdo sea sostenible». Esas fueron las declaraciones compartidas por un grupo diverso de líderes, desde António Costa hasta Pedro Sánchez. Todos ellos han coincidido en un punto crucial: las fronteras no deberían cambiarse por la fuerza. Se sienten obligados a proteger la integridad de Ucrania y se muestran firmes ante la propuesta de limitar sus fuerzas armadas, pues eso podría dejar al país vulnerable ante futuros ataques.
A lo largo de estos días, esperan trabajar codo con codo con una nueva delegación ucraniana liderada por Andri Yermak para dar forma a un acuerdo que realmente funcione. Porque si bien el documento estadounidense reconoce el esfuerzo continuo para llevar paz a Ucrania, nadie quiere tirar a la basura los sacrificios hechos hasta ahora.
Como conclusión, los firmantes han dejado claro su compromiso inquebrantable con Ucrania: «Vamos a seguir coordinándonos estrechamente», afirman. En un mundo donde cada decisión cuenta, parece que aún queda camino por recorrer para lograr una paz duradera y justa.

