En una situación que se vuelve cada vez más tensa, las autoridades rusas han alzado la voz contra lo que consideran una intensa militarización por parte de la OTAN en el Báltico, un área crucial donde se sitúa su exclave de Kaliningrado. Todo esto ocurre a pocos meses de que se cumpla el cuarto aniversario de la invasión de Ucrania, un conflicto que ha marcado profundamente las relaciones internacionales.
Una respuesta inquietante
Maria Zajarova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, no ha escatimado en palabras para expresar su descontento. Denunció los constantes ejercicios militares que realiza la OTAN, simulando escenarios alarmantes como el posible bloqueo a Kaliningrado. Según ella, estas maniobras son acompañadas por amenazas provenientes de varios países europeos: “Algunas figuras no solo en Lituania sino también en otros lugares instigan a los países bálticos con comentarios escalofriantes sobre ‘arrasarlo’”.
Zajarova también lamentó que la OTAN rehúse establecer un diálogo serio para mitigar las tensiones en esta región tan delicada. En este contexto, Rusia no oculta su intención de adoptar medidas legales y otras acciones necesarias para salvaguardar sus intereses nacionales. En definitiva, estamos ante un escenario donde los nervios están a flor de piel y cualquier chispa podría encender un fuego aún mayor.

