En el corazón de Ucrania, la corrupción parece haberse instalado como un problema crónico, y el último escándalo revela hasta dónde puede llegar la avaricia. La Fiscalía Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) ha puesto en el punto de mira a Timur Mindich, un empresario con conexiones peligrosamente cercanas a los altos mandos del Gobierno de Volodimir Zelenski. Según las investigaciones, este personaje se aprovechó de su relación con figuras clave, como Rustem Umerov, secretario del Consejo de Seguridad, para hacerse con cantidades astronómicas a través de contratos públicos.
Un entramado criminal al descubierto
Mindich no es un desconocido; cofundador del popular estudio Kvartal 95 que catapultó a Zelenski al estrellato como comediante, ahora enfrenta acusaciones graves. Está señalado por crear una organización criminal dedicada a blanquear dinero obtenido mediante sobornos. Y no solo eso; tenía su mirada puesta en los contratos del sector energético a través de Energoatom, donde tenía un trato muy especial con el entonces ministro de Energía, German Galushchenko.
Lo más preocupante es que este escándalo no es aislado. Halushchenko fue reubicado como ministro de Justicia y también se benefició personalmente gracias a la influencia que Mindich ejercía sobre Zelenski. Pero esto no termina aquí: tanto él como su sucesora en Energía, Svitlana Hrinchuk, ya han dejado sus puestos tras destaparse esta trama.
Mientras tanto, Mindich y otro implicado principal, Oleksandr Zukerman, están desaparecidos. Se sospecha que abandonaron Ucrania antes de que la investigación conocida como operación ‘Midas’ hiciera ruido; una operación que movió ilegalmente unos cien millones de dólares. Este escándalo representa uno de los mayores golpes a la integridad del Gobierno ucraniano desde la invasión rusa en febrero de 2022.
Sin duda alguna, este nuevo capítulo deja claro que la lucha contra la corrupción sigue siendo un desafío monumental para Ucrania y para todos nosotros.

