El ambiente se ha enrarecido en Alemania tras la decisión del Tribunal Superior Regional de Düsseldorf, que ha dado luz verde al proceso judicial contra seis supuestos integrantes de la organización Antifa Ost. Estos jóvenes, con edades entre los 22 y 24 años, se enfrentan a graves acusaciones: intento de homicidio, pertenencia a organización criminal y lesiones graves. Todo esto surge después de un ataque que protagonizaron contra neonazis en Budapest y otro incidente en el que una tienda, conocida por vender prendas asociadas a la ultraderecha, quedó destrozada, dejando a una dependienta herida y causando daños valorados en unos 65.000 euros.
La sombra del terrorismo y la respuesta de Estados Unidos
Antifa Ost, también llamada Hammerbande, no es ajena al escrutinio. Desde 2018 han estado bajo el foco por sus acciones contra el fascismo. La Fiscalía presentó cargos formales en junio y varios de los acusados se entregaron este año. Ahora están tras las rejas mientras la justicia sigue su curso.
A medida que avanza el proceso, la presión aumenta: los servicios de inteligencia alemanes informan que estas actividades han disminuido últimamente debido al acoso legal al que se enfrenta su estructura. Y para colmo, Estados Unidos acaba de incluirlos en su lista negra de organizaciones terroristas junto con otros grupos antifascistas europeos. Esto demuestra hasta qué punto se siente amenazada la seguridad nacional según sus palabras.
No olvidemos que hace unos meses, Donald Trump ya había tildado a “Antifa” como una “organización terrorista nacional”, sin tener estructuras sólidas ni líderes claros. Pero eso parece no importarles; lo importante es seguir luchando contra un sistema que consideran injusto.

