MADRID, 6 de noviembre. El presidente de Líbano, Joseph Aoun, no ha podido contener su indignación tras los recientes ataques del Ejército israelí en el sur de su país. En sus palabras, lo que ocurrió este jueves «constituyen un crimen en toda regla». Y es que, después de casi un año de alto el fuego entre Israel y Hezbolá, las esperanzas se ven desvanecidas con cada bombardeo.
Aoun enfatiza que estas acciones van más allá del Derecho Internacional Humanitario, que debería proteger a los civiles. «Lo que han hecho hoy no solo es inaceptable desde el punto de vista legal; es una ofensa política brutal», afirma con firmeza. En sus declaraciones, subrayó cómo cuanto más se esfuerza Líbano por encontrar soluciones pacíficas a sus diferencias con Israel, más este último intensifica su agresión y parece burlarse de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.
La respuesta del Ejército libanés
El Ejército libanés también ha reaccionado con contundencia. Señalan que estos «ataques reprobables» son parte de una estrategia destructiva destinada a desestabilizar el país y perpetuar el conflicto. Están decididos a mantener su coordinación con la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL), resaltando una relación basada en la confianza mutua.
En las últimas semanas, las fuerzas israelíes han incrementado sus ofensivas bajo el pretexto de atacar actividades relacionadas con Hezbolá. Sin embargo, tanto Beirut como Hezbolá critican estas acciones agresivas y piden respuestas firmes del Gobierno ante lo que consideran una amenaza inminente para la paz regional.
A medida que se intensifican estos ataques en medio del acuerdo frágil alcanzado después de los combates acérrimos desde octubre pasado, las palabras del presidente Aoun resuenan como un grito desesperado: «Hemos recibido su mensaje», dice claramente mientras observa cómo las promesas de paz se convierten en cenizas frente a cada explosión.

