En un mundo donde la tensión no cesa, este 13 de septiembre se ha hecho eco una noticia que nos toca a todos. Casi medio centenar de naciones miembros de la ONU han expresado su profunda preocupación por las recientes incursiones de drones rusos en el espacio aéreo polaco. Lo anunció Marcin Bosacki, secretario de Estado polaco, quien no dudó en presentar esta declaración conjunta ante la comunidad internacional.
Este acto se realizó justo antes de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que, a petición del Gobierno polaco, se dedicó a abordar esta alarmante situación. Y ahí estaba Estados Unidos, sumándose a la denuncia por primera vez durante el mandato del presidente Donald Trump. ¡Un paso importante para la diplomacia polaca!, celebró Bosacki. Pero ojo, él mismo dejó claro que no hay intereses comerciales detrás de este respaldo.
“Cuanto más nos alejamos de los encuentros con Alaska y más Putin intensifica su agresión contra Ucrania y ahora también contra Polonia, más clara se vuelve la postura estadounidense sobre cómo lograr un alto el fuego”, subrayó con firmeza Bosacki. Es evidente que para lidiar con Putin, hay que mostrar fuerza.
La gravedad del conflicto según la ONU
Desde Nueva York, Rosemary DiCarlo, secretaria general adjunta para Asuntos Políticos de la ONU, destacó lo peligroso que resulta este conflicto para nuestra seguridad regional y lanzó un grito desesperado pidiendo un alto el fuego inmediato. Y es que apenas unos días antes, el primer ministro polaco, Donald Tusk, había dejado claro que las incursiones rusas no fueron casuales; eran una respuesta directa al comentario del presidente Trump sobre si “habría sido un error”.
Aquí entramos en un terreno delicado: Polonia logró derribar varios drones rusos con apoyo aéreo de otros aliados OTAN. Este fue el primer incidente como tal desde que comenzó toda esta locura bélica en febrero de 2022. Todos saben ya que Moscú actuó con intención; sin embargo, Trump prefiere mantener sus dudas: “No me alegra nada lo relacionado con esto”, declaró al respecto.
Así están las cosas: entre declaraciones cruzadas y tensiones palpables en el aire. La pregunta es hasta cuándo podremos soportar esta incertidumbre sin encontrar soluciones reales.