El pasado viernes, 12 de septiembre, la Asamblea General de la ONU dio una noticia que ha resonado en todo el mundo: se aprobó, con un apoyo abrumador, una resolución que respalda la conocida como Declaración de Nueva York. Impulsada por Francia y Arabia Saudí, esta iniciativa busca abrir las puertas a una solución de dos Estados entre israelíes y palestinos. Con 142 votos a favor (incluido España), frente a solo diez en contra—donde se encuentran Israel y Estados Unidos—y doce abstenciones, el mensaje es claro.
Un futuro compartido
Esta declaración, que ya había sido discutida en julio sin la presencia de representantes israelíes ni estadounidenses, hace un llamado urgente a tomar «pasos tangibles e irreversibles» hacia una solución política. La idea es clara: necesitamos acciones concretas cuanto antes para establecer un Estado palestino que sea «independiente, soberano, económicamente viable y democrático».
Emmanuel Macron no tardó en celebrar este hito en sus redes sociales. El presidente francés subrayó que «juntos» tenemos la capacidad de forjar «un camino irreversible hacia la paz en Oriente Próximo». Sus palabras resuenan con fuerza: “Otro futuro es posible. Dos pueblos, dos Estados… viviendo juntos en paz y seguridad”. Ahora, Macron espera trabajar codo con codo con Arabia Saudí y otros aliados internacionales para dar vida a este ambicioso plan durante una conferencia convocada también en Naciones Unidas este mes.