MADRID, 8 de septiembre. Este lunes, la Asamblea Nacional francesa ha vivido un momento histórico que resonará en los pasillos del poder. La moción de confianza contra el Gobierno del primer ministro François Bayrou ha sido rechazada con una abrumadora mayoría: 364 votos en contra frente a solo 194 a favor. De los 589 diputados que forman parte de este órgano, se han presentado 573 y, curiosamente, 15 se han abstenido. Una situación que ha dejado claro que la confianza en el Gobierno estaba más deteriorada de lo que muchos pensaban.
Un adiós forzado
La moción, solicitada por el propio Bayrou, marca un antes y un después. Por primera vez durante la Quinta República, un gobierno cae tras perder una votación de confianza. El presidente de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, no dudó en comunicarlo con firmeza: «El primer ministro debe presentar la dimisión del Gobierno al presidente de la República». Con estas palabras, se pone punto final a una etapa y se abre una nueva incógnita sobre quién tomará las riendas ahora.
A medida que avanzan las horas, se espera que Bayrou presente su dimisión ante Emmanuel Macron, lo cual podría ocurrir ya este martes. Las repercusiones de esta decisión no solo afectarán al entorno político inmediato; también reflejan el descontento creciente entre los ciudadanos y cómo esto impacta directamente en sus vidas diarias.