MADRID, 5 de septiembre. En una jornada marcada por la tensión internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro que no se andará con rodeos. Este viernes, en declaraciones desde el Despacho Oval junto a Pete Hegseth, secretario del Pentágono, el mandatario expresó su disposición a derribar aeronaves militares venezolanas si estas ponen a su país en una «posición peligrosa». Su afirmación llega tras un incidente en el que cazas venezolanos habrían sobrevolado un buque de la Armada estadounidense en aguas del Caribe.
«Van a tener problemas y se lo haremos saber», dijo Trump con ese tono desafiante que tanto le caracteriza. Aunque luego matizó que los aviones no estuvieron exactamente encima del buque como había sido reportado. La situación es tensa: durante la jornada anterior, el Departamento de Defensa había denunciado que dos aviones militares del régimen de Nicolás Maduro habían realizado vuelos peligrosos cerca de sus operaciones contra el narcotráfico.
Las acusaciones vuelan tan alto como los aviones
A todo esto se suma un episodio reciente donde las Fuerzas Armadas estadounidenses dispararon contra una embarcación venezolana sospechosa de transportar drogas, resultando en la muerte de once personas vinculadas al crimen organizado. Esto ha sido calificado por las autoridades venezolanas como ejecuciones extrajudiciales. Mientras tanto, Trump continúa acusando al gobierno venezolano de ser una fuente de narcotráfico hacia Estados Unidos.
No obstante, desde Caracas no han tardado en responder y aseguran que detrás de estas acciones está la codicia por el petróleo y los recursos energéticos del país sudamericano. Un escenario complicado donde las palabras y las acciones parecen estar elevando aún más la temperatura entre ambas naciones.